miércoles, 24 de septiembre de 2008

Hay muy poca gente - Bunbury - Hellville De Luxe

Moraleja:...


Les voy a contar una historia que a lo mejor y ya la han escuchado o leído, sólo que ésta es a mi versión.
Es acerca de un niño y su padre:

-Hijo: Hola papi, ¿qué haces?
-Padre: Estoy trabajando, ahorita estoy muy ocupado, ¿por qué no vas a ver la televisión?
-H: Porque quiero jugar ajedrez contigo.
-P: Ya te dije que tengo mucho trabajo.
-H: Pero tu me prometiste ayer que hoy jugarías ajedrez conmigo.
-P: Te prometo que en 2 horas jugamos.

El niño se fué, se puso a hacer cualquier travesura que un niño haría y regresó con el padre a las 2 horas.

-H: Papá, ya pasaron 2 horas ¿ahora si jugamos ajedrez?
-P: Lo siento, este trabajo es para mañana
-H: ¡Tu dijiste que a las 2 horas!

El niño comenzó a soltar unas pocas lágrimas, y, al ver esto, el padre le dijo:

P: ¡Tengo una idea! Espérame aquí.

El padre se salió del cuarto donde se encontraba y se ausentó por un minuto. Después regresó y le dijo a su hijo:

-P: Mira hijo, fui por este rompecabezas, es un mapa del mundo, tienes que colocar cada país en su orden, de tal forma que quede exactamente como te lo estoy mostrando, y cuando acabes, jugamos ajedrez.
-H: Ok, papi.

Al niño le pareció muy entretenido realizar esta actividad, así que tomó el rompecabezas y lo llevó a otro lugar donde pudiera estár cómodo.
Mientras, el padre pensaba: "nunca ha visto un mapa del mundo, no conoce las formas de cada país, no tiene ninguna imagen que lo guíe porque no se la dí, le va a ser imposible lograr acabarlo, al menos 1 hora le va a llevar si es que lo hace, así que podré trabajar tranquilo".
El niño muy entusiasmado sacó la cinta adhesiva, pegaba pieza por pieza y las colocaba de manera ágil; 6 minutos 27 segundos después fué a donde su padre y le dijo:

-H: Ya está, ya acabé. Ahora si podremos jugar ajedrez.

El padre se quedó atónito ante la perfección con la que estaban acomodados todos los países. No lo podía creer.

-P: Está bien, jugaremos, pero antes... contéstame una pregunta.
-H: ¡Dime! ¡dime! me gustan las preguntas.
-P: ¿Cómo hiciste para colocar todas las piezas si nunca habías visto ningún mapa del mundo?
-H: Si, tienes razón, nunca he visto uno, pero mira, te explico; antes de que separaras todas las piezas, vi que al voltear el rompecabezas había la imagen de un hombre, Así que di vuelta a las piezas y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía cómo era.Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta al rompecabezas y ví que había arreglado al mundo.

ARREGLANDO AL HOMBRE, SE ARREGLÓ AL MUNDO.

Pues, ahora, les voy a presentar lo que, creo, es la versión original.

Arreglando al mundo.


Un científico que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos, así que pasaba días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas.

Cierto día, su hijo de 7 años invadió su laboratorio decidido a ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lado. Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiese darle, con el objeto de distraer su atención.

De repente, se encontró con una revista en donde había un mapa con el mundo, justo lo que precisaba. Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta se lo entregó a su hijo diciendo:

"Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto para que lo repares sin ayuda de nadie".

El científico calculó que al pequeño le llevaría 10 días componer el mapa, pero no fue así. Pasadas algunas horas escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente: "Papá, papá, ya hice todo, conseguí terminarlo". Al principio el padre no creyó en el niño. Pensó que sería imposible que a su edad hubiera conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes.

Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño, pero, para su sorpresa, el mapa estaba completo, todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares.

¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz de hacerlo?

De esta manera el padre preguntó con asombro a su hijo: "Hijito, tú no sabías cómo era el mundo ¿cómo lo lograste?"

El niño respondió:

"Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre;

así que di vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía cómo era.

Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta a la hoja y ví que había arreglado al mundo.


A veces nuestros problemas son difíciles de resolver, pero si los mirásemos al revés, con otra visión, allí podremos encontrarles la solución. Siempre existe una forma de resolver las cosas.

Fuente: Rosana